Libros


Samanta Schweblin, autora del libro "El Núcleo del Disturbio"
La argentina, de tan sólo 24 años, ganó la Antología de Cuentos del Fondo Nacional de las Artes y del Premio Haroldo Conti 2001. En entrevista con Primera Línea confiesa su verdadera relación con los canes y da pistas para entender su universo literario.

- Tu libro posee una hermosa portada. Invita a preguntarse qué se están diciendo esos perros. Sin embargo, parece que el título amerita una explicación mayor. El Núcleo del Disturbio es una idea vaga. Habría sido mucho más obvio que lo hubieras llamado Matar a un Perro, con esa ilustración de la mano. ¿Cómo surgió el título?
- A mucha gente le llama la atención el título del libro. Incluso llegaron a decirme que parecía el título de un ensayo político. Lo encontré perdido en un párrafo de "La pesada valija de Benavides" (uno de los cuentos), y revisando el material, descubrí que podía incluir esa frase en todos los cuentos, por eso, aunque las historias intentan ser heterogéneas, creo que "el núcleo del disturbio" es el hilo conductor que surge en todas ellas de un momento a otro.

- En tus historias, además de perros, aparecen mujeres. A veces como protagonistas y en otras tras bambalinas, pero generalmente las estás pintando en conflicto con los hombres. Es más, diría que satanizas un poco la figura masculina. Sin embargo, ambos géneros están incomunicados, con tremendos desencuentros irrenunciables. ¿Ese es el núcleo del disturbio?
- Es uno más, pero "el núcleo del disturbio" no trata sólo de eso. De todos modos, la relación entre ambos sexos siempre me resultó interesante, dramática y humorística a la vez, (creo que las dos caras se ven bien en los cuentos "Adaliana" y "Mujeres desesperadas"). La incomprensión y el desencuentro entre géneros es un tema fantástico y su problemática es ya histórica. A veces la tentación de ridiculizar características tanto del género masculino como del femenino se me hace inevitable, pero no se trata de un enfrentamiento ni de una comparación, sino de distintas lecturas, muchas de ellas encaradas desde el humor negro.

- En tus cuentos se huele una atracción hacia la ciencia ficción. Hacia la alegre civilización de la capital, Agujeros negros (genial cuento) y Mismo Lugar son algunas muestras. ¿Cuán cercana te sientes del género? ¿Por casualidad eres seguidora de los Archivos X?
- Más que hacia la ciencia ficción, yo diría que mi atracción es hacia lo fantástico. Los "Archivos X" aún no llaman mi atención. Prefiero "lo fantástico pequeño" a "la gran ciencia ficción". Prefiero, como en los cuentos de Bioy Casares, convencerme de que el vértice del mundo es un espacio tangible ubicado en una pequeña casa de un pueblo alejado, a pensar que soy extraterrestre o indagar en archivos X del más allá. Pero esos son gustos, ¿no?


Samanta Schweblin


- Analizando tu forma de narrar, es difícil no sentir curiosidad por tus lecturas. Se intuye a Cortázar, Abelardo Castillo, Borges, Sábato. Te alejas bastante de la literatura norteamericana, por ejemplo.
- Sí, es verdad. Me gusta mucho la literatura latinoamericana. De chica leí mucho a Cortazar y a Bioy Casares. También me fascinaron Juan Rulfo, Jorge Amado, el ahora más leído Roberto Bolaño. En fin, hay muchos buenos. La literatura latinoamericana ocupó casi todos mis primeros años de lectura, en cambio, la relación con la literatura norteamericana es distinta. Me gusta y la disfruto mucho (quien no ha devorado, uno tras otro, todos los cuentos de Ray Bradbury), pero creo que no ha influido tanto en mi escritura como sí lo hizo la Latinoamericana y distintos autores de Europa.

- ¿Dónde están tus libros? ¿Bajo la cama, en el velador, tirados en cualquier parte; o quizás no tienes libros, sólo lees en las bibliotecas?
- Responder con precisión a la inquietud acerca del lugar "físico" que ocupan los libros en mi cuarto, podría alargar la entrevista más de lo previsto, por que la verdad es que tengo libros por todas partes, (no porque tenga muchísimos libros, sino porque soy muy desordenada y, para ser sincera, me encanta ser desordenada con ellos) Leo tres o cuatro libros al mismo tiempo. Donde se interrumpe la lectura, ahí quedan, y donde los reencuentro, ahí continúan. Hay libros a mitad de capítulo bajo la mesita de luz, sobre la repisa del living, novelas a punto de ser terminadas a un lado de la computadora, en el auto, en las carteras; antologías de cuentos en casi cualquier sitio de la casa. Así que como te imaginarás, la cuestión de qué libro acabaré primero o cuál comenzaré esta semana, es muy azarosa. Depende qué encuentre, cuándo lo encuentre y dónde lo encuentre. Pero mis libros preferidos sí descansan ordenados, aliviados de ese "agitado proceso de lectura". Esperan la relectura en una biblioteca que tengo sobre la cabecera de mi cama. Ahí la mezcla de estilos es violenta: Marguerite Yourcenar, Baricco, J.K.Tool, Dostoviesky, Kafka, Pennac, Beckett, Buzzati, Bufalino, Melville, Camus, etc, etc.

- Participaste en Buenos Aires del taller de Diego Paszkowski (autor de la novela El Otro Gómez). ¿Qué beneficio tienen los talleres? Hay escritores que dicen que no sirven para nada.
- Conocí a Diego Paszkowski cuando finalicé el secundario (la escuela media de ustedes), en un taller que él dictaba en un centro cultural de Capital, y como sus clases me encantaron, después seguí en su taller particular. Sobre "los beneficios de taller", mi experiencia personal fue buena. Todo depende de qué es lo que uno necesite, y a dónde vaya uno a parar. Por supuesto que si uno hace el secundario antes que la primaria, ni los resultados son buenos, ni al estudiante le resulta productivo. A veces un taller literario también vale por la constancia de trabajo que puede exigirte un buen programa, o por las amistades que uno hace con gente par.

- La foto que incluímos en esta entrevista, es la misma del libro. ¿En qué estabas pensando cuando te tomaron la foto? Estás muy indiferente.
- En realidad, soy todo lo contrario a lo que aparenta la foto (suele ser así, ¿no?). Con respecto a mi experiencia de "la foto", puedo transmitirte un secreto milenario: cuando un escritor sale con los ojos entrecerrados, (esas fotos en las que los autores parecen estar apunto de dilucidar la verdad acerca de todas las cosas) lo que ocurre en realidad es que tiene el sol de frente, y los rayos les pican los ojos. La foto fue una decisión de la editorial. Yo, por mi parte, puedo asegurarles que en el resto de las fotos salgo muy sonriente.

- ¿Dónde vives, Samantha? ¿En qué parte de Buenos Aires?
- Vivo en Hurlingham, un pueblo pequeño y bastante verde al noroeste de la Provincia de Buenos Aires. Hurlingham es una linda ciudad, pero cuando uno vive cerca de la capital (hora, hora y media) termina haciendo todo ahí. Hubo años en los que llegué a viajar un total de tres horas diarias, unas dieciocho horas semanales y unas setenta y dos horas al mes. Como siempre ocupé ese tiempo en la lectura, puedo asegurarte que a pesar de los viajes largos, fueron años muy productivos...

- ¿Tienes perro? ¿Lo has pensado matar alguna vez?
- Claro que tengo perro. Esos bichos de cuatro patas y rabo hiperquinético componen una de las comunidades más expresivas, misteriosas, tiernas y humorísticas que he conocido; ¡son maravillosos! Y si es cierto que se puede matar de amor, entonces ya maté y estoy matando a decenas por año, ¡y habrá más, muchos más!
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POSTAL DE GUERRA

Un papel de seda
flota en la humareda.
Lleva la corriente
derramado el puente.
Lágrimas.

La tarde se inclina,
pólvora y neblina.
La ceniza llueve
silenciosamente.
Lágrimas.

Ay, cuándo volverán
la flor a la rama
y el olor al pan.
Lágrimas, lágrimas, lágrimas.

Árboles quemados,
pálidos harapos.
Naufraga en la charca
se hunde una sandalia.
Lágrimas.

Fantasmales pasos
huyen en pedazos.
Sombras y juncales.
Un montón de madres.
Lágrimas.
              
María Elena Walsh (1972)




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Queja


Señor, mi queja es ésta, 
Tú me comprenderás; 
De amor me estoy muriendo, 
Pero no puedo amar. 

Persigo lo perfecto 
En mí y en los demás, 
Persigo lo perfecto 
Para poder amar. 

Me consumo en mi fuego, 
¡Señor, piedad, piedad! 
De amor me estoy muriendo, 
¡Pero no puedo amar!

                   Alfonsina Storni.
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El libro más antiguo del mundo.
El libro impreso más antiguo del mundo, Sutra del Diamante, un texto budista elaborado en China en el año 868 d.C, forma parte de una nueva exposición de la Biblioteca Británica.http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_3696000/3696697.stm
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El reconocido Luis Pescetti lee un cuento infantil. http://youtu.be/omHumurzmoc
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Video elaborado en 2002 por Raptormedia para la presentación del libro "Li Min, una niña de Chimel", en el cual Rigoberta Menchú, la ganadora del Premio Nobel de la Paz 1992, narra junto con Dante Liano, pasajes de su niñez en Guatemala. Voz: Mario Filio, Edición: Gerardo Bravo, Fotografías: Tuck Ricaud, Guión: Daniel Bravo. A petición de la entonces directora de Alfaguara Infantil, Columba Domínguez.
http://youtu.be/ZqS3VzGwdLM
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Una corta entrevista sobre Cien años de soledad a Gabriel García Márquez..
http://youtu.be/jcNwIjVFfmw
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